martes, 14 de abril de 2015

LA DEPENDENCIA, ¿DE QUÉ DEPENDE?


A mayor Tolerancia, mayor Dependencia.




Uno de los mayores inconvenientes, por decirlo suavemente, de las drogas es que tienen tolerancia. Esto significa que el organismo que las ingiere siempre acaba acostumbrándose a la dosis suministrada y esa dosis habitual ya no le produce ningún efecto placentero o el efecto buscado por el consumidor. ¿Cuáles son las opciones para que vuelva a sentir el efecto inmediato deseado? La respuesta es obvia, incrementar la dosis. La tolerancia está relacionada con el grado de Síndrome de Abstinencia que se produce cuando no se consume la dosis necesaria.

En el caso del tabaco, pasar de 3 cigarrillos diarios a 2 o 3 paquetes de cigarrillos diarios no produce sobredosis ni muerte súbita del consumidor. En el caso de las drogas sintéticas, de moda hoy en día, o en el caso del alcohol, cannabis y cocaína, pasar de una dosis inicial a tomar cinco o 10 veces más esta dosis de los primeros consumos, tampoco es gravemente mortal.

En todas estas drogas la tolerancia tiene un tiempo relativamente prolongado. El proceso por el que se necesita mayor cantidad para producir el mismo efecto o para no tener Síndrome de Abstinencia, tarda un tiempo, dependiendo de la edad de inicio de la persona, el sexo, el peso y su afinidad con la sustancia.

Ahora bien, en el caso de los opiáceos, el tema de la tolerancia es bien distinto al resto de sustancias tóxicas. Se produce rápidamente. En pocos meses, la dosis inicial debe incrementarse considerablemente si se quiere lograr el efecto inicial. El organismo se acostumbra también a esta dosis aumentada y debe consumir de nuevo una dosis mayor. Y así sucesivamente. De modo que la persona podría llegar a una dosis elevada en poco tiempo (un año o dos según el sexo y la edad como hemos mencionado).

El problema de la tolerancia en los opioides todavía se agrava más cuando se trata de sustancias sintéticas elaboradas en laboratorios. Este es el caso del etonitaceno y los fentanilos (el más adictivo de los fentanilos, el 4-F Ohmefentanilo, descubierto por químicos chinos). El etonitaceno fue sintetizada en 2003 en un laboratorio de Salt Lake City. Anteriormente, los únicos laboratorios que conocían el etonitaceno se encontraron en 1987 en Alemania y en 1998 en Rusia.


El etonitaceno y los fentanilos pueden llegar a ser entre 1.500 y 7.000 o 18.000 (en el caso del 4-F Ohmefentanilo) veces más potentes que la morfina. Por tanto, el Síndrome de Abstinencia que producen estos opioides es humanamente insoportable. En concreto, el carfentanilo se ha utilizado para anestesiar a un Tyrannosaurus Rex en la película Jurassic Park 3, y también para osos y rinocerontes. Los químicos dedicados a sintetizar y cortar estas sustancias, las venden como “heroína”. También debemos señalar la facilidad con la que una persona puede ingerir una sobredosis sin saberlo llegando, como se ha informado en los medios de comunicación, a producir la muerte súbita.

Para entender la gravedad y toxicidad de estas drogas sintéticas acabaremos comentando el ejemplo proporcionado por el periodista Hamilton Morris al respecto. “Una maleta llena de 4-F Ohmefentanilo (afortunadamente ningún ser humano lo ha probado nunca) podría curar todo el dolor de la Tierra”. O, también podría matar al instante en la primera dosis.