jueves, 26 de enero de 2017
martes, 24 de enero de 2017
LOS PADRES ANTE EL "BRINGE-DRINKING"
QUE PUEDEN HACER LOS PADRES ANTE
EL EXCESIVO CONSUMO DE ALCOHOL DE SUS HIJOS
En los últimos años el patrón de
consumo de alcohol entre los adolescentes es el de beber mucho en poco tiempo y
la edad de inicio es muy temprana, entre los 12-13 años. La Ley establece la mayoría de
edad, los 18 años como límite a partir de la cual se puede comprar o consumir
bebidas alcohólicas. Las repercusiones neurológicas en las funciones ejecutivas
o de razonamiento son graves. El cerebro de una persona está desarrollándose hasta los 21 años. Por ello, los adolescentes tienen todavía mayor riesgo de adicción y de daños cerebrales que un adulto.
Los
padres pueden intervenir precozmente ante esta situación de diferentes formas.
Respecto
al consumo de alcohol, es importante dejarles claro que no vas a permitir el
consumo durante la adolescencia de tus hijos y mucho menos ese modo y moda de consumo que se
ha establecido, “mucho en poco tiempo”, bien denominado atracón o
“bringe-drinking”, sobre todo con las bebidas de alta graduación.
Es necesario
explicar a los hijos el riesgo de beber alcohol a edades tempranas y los
efectos neurológicos que esta moda de “atracón” tiene por el deterioro de las
funciones del raciocinio o ejecutivas como se denominan en términos
científicos. Son las funciones de concentración y atención, las de la toma de
decisiones, las de la planificación de nuestra vida a largo plazo. Los hijos
deben comprender que cuando estas funciones se han resentido, se ha perdido la
lucidez para cualquier decisión que deban tomar en la vida, incluidas las
decisiones sobre la salud. Deben comprender que la adolescencia es el momento
en que se hacen planes para un proyecto de vida, el proyecto que se supone nos
hará felices, el proyecto que nos proporcionará la satisfacción personal de
haber sido capaces de llevar adelante nuestra vida, de sentirnos orgullosos de
nosotros mismos.
Las
normas y los límites son fundamentales para llegar a este autodominio que nos
dará la satisfacción de sentirnos capaces en aquello que nos propongamos. Por
eso debemos tener claro como padres que normas son negociables y cuales no, qué
límites son aquellos que establecemos para la protección imprescindible de
nuestros hijos mientras ellos llegan a la madurez en el discernimiento y pueden
llegar a decidir que les conviene y qué no les perjudica.
Los
adolescentes no tienen sentido del riesgo porque su cerebro, sobre todo la zona
prefrontal, no está completamente desarrollada. Es por ello necesario insistir en
que debes hablar clara y seriamente con ellos sobre los efectos del alcohol,
sobre las diferencias que existen según el sexo y el peso corporal, sobre las
secuelas que puede dejar para su vida adulta.
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