martes, 24 de enero de 2017

LOS PADRES ANTE EL "BRINGE-DRINKING"

QUE PUEDEN HACER LOS PADRES ANTE 
EL EXCESIVO CONSUMO DE ALCOHOL DE SUS HIJOS

En los últimos años el patrón de consumo de alcohol entre los adolescentes es el de beber mucho en poco tiempo y la edad de inicio es muy temprana, entre los 12-13 años. La Ley establece la mayoría de edad, los 18 años como límite a partir de la cual se puede comprar o consumir bebidas alcohólicas. Las repercusiones neurológicas en las funciones ejecutivas o de razonamiento son graves. El cerebro de una persona está desarrollándose hasta los 21 años. Por ello, los adolescentes tienen todavía mayor riesgo de adicción y de daños cerebrales que un adulto.

Los padres pueden intervenir precozmente ante esta situación de diferentes formas.
Respecto al consumo de alcohol, es importante dejarles claro que no vas a permitir el consumo durante la adolescencia de tus hijos y mucho menos ese modo y moda de consumo que se ha establecido, “mucho en poco tiempo”, bien denominado atracón o “bringe-drinking”, sobre todo con las bebidas de alta graduación. 

Es necesario explicar a los hijos el riesgo de beber alcohol a edades tempranas y los efectos neurológicos que esta moda de “atracón” tiene por el deterioro de las funciones del raciocinio o ejecutivas como se denominan en términos científicos. Son las funciones de concentración y atención, las de la toma de decisiones, las de la planificación de nuestra vida a largo plazo. Los hijos deben comprender que cuando estas funciones se han resentido, se ha perdido la lucidez para cualquier decisión que deban tomar en la vida, incluidas las decisiones sobre la salud. Deben comprender que la adolescencia es el momento en que se hacen planes para un proyecto de vida, el proyecto que se supone nos hará felices, el proyecto que nos proporcionará la satisfacción personal de haber sido capaces de llevar adelante nuestra vida, de sentirnos orgullosos de nosotros mismos.

Las normas y los límites son fundamentales para llegar a este autodominio que nos dará la satisfacción de sentirnos capaces en aquello que nos propongamos. Por eso debemos tener claro como padres que normas son negociables y cuales no, qué límites son aquellos que establecemos para la protección imprescindible de nuestros hijos mientras ellos llegan a la madurez en el discernimiento y pueden llegar a decidir que les conviene y qué no les perjudica.

Los adolescentes no tienen sentido del riesgo porque su cerebro, sobre todo la zona prefrontal, no está completamente desarrollada. Es por ello necesario insistir en que debes hablar clara y seriamente con ellos sobre los efectos del alcohol, sobre las diferencias que existen según el sexo y el peso corporal, sobre las secuelas que puede dejar para su vida adulta. 

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