Las bebidas energéticas están muy de
moda tanto en personas deportistas como en jóvenes que van de fiesta e incluso
en los más pequeños que las demandan a todas horas.
Una bebida energética es una bomba de
relojería por varias razones. Una de ellas, su elevado contenido en cafeína y
taurina. La otra es por consumirla cuando se bebe alcohol.
Monster, Red Bull, Burn, o Rockstar, son
marcas que dominan el mercado en estos momentos. Son bebidas que contienen múltiples
componentes como los carbohidratos, proteínas, vitaminas, lípidos, aminoácidos
y minerales Una lata de este producto
puede tener entre 80 y 100 mg de cafeína. En caso de adultos el máximo de
cafeína al día es de 300mg.
El otro de los elementos componentes más
dañino es la taurina
sintética, un aminoácido presente en alimentos ricos en proteínas
como huevos, leche carnes y algas. Además de que el organismo es capaz de
producirlo, hay unos 1000 mg en cada lata de una bebida energética. Se
recomienda no superar los 100 o 150 mg al día en adultos. Su ingesta regular
puede ser muy perjudicial
Tanto la cafeína como la taurina tienen
efecto estimulante del Sistema Nervioso Central, lo cual se traduce en una
sensación de energía. De ahí que los adolescentes la ingieran para salir del
aletargamiento que produce el “binge-drinking” o atracón de alcohol en modo
botellón.
Aportan energía (calorías) y su ingesta
desproporcionada va a afectar no solo al Sistema Nervioso Central, sino también
al cardíaco, siendo de todos los componentes la cafeína el que mas daño produce
sobretodo en adolescentes que aún no han terminado el desarrollo del organismo
y de la zona prefrontal del cerebro
La combinación de alcohol y bebidas
energéticas puede poner en riesgo la vida de las personas adultas.