jueves, 19 de febrero de 2009

ADOLESCENCIA Y RIESGOS: ABUSO DE SUSTANCIAS.

El término "droga" ha adquirido en los últimos años una connotación específica para aludir a fármacos no medicados o sustancias que afectan el Sistema Nervioso Central; y que unidas a situaciones de alto riesgo o marginalidad social, producen en el consumidor efectos nocivos para la salud, el comportamiento y la convivencia. La dependencia a las drogas es una enfermedad crónica, de frecuentes recurrencias que depende de una predisposición biológica y de los efectos prolongados de las drogas sobre el cerebro y se caracteriza por la búsqueda y el uso compulsivo de la droga, el cual tiene mayor preferencia que otro comportamiento con más valor en el pasado de la persona.
En los niños y adolescentes se han identificado factores de riesgo para la farmacodependencia tales como: bajo rendimiento académico, falta de religiosidad, padecer enfermedad mental, comportamientos sociopáticos (Trastornos de conducta), impulsividad, uso temprano de alcohol (con permisividad de padres), pobre autoestima, pobre relación con los padres, uso de drogas entre amigos y el uso de drogas entre adultos cercanos.
A partir de la década de los 70 hubo un notorio incremento en el consumo de sustancias psicoactivas alrededor del mundo, lo que es preocupante debido a las consecuencias graves que trae el consumo sobre el sistema nervioso y la salud general, por ejemplo: malnutrición, traumas físicos (debidos a la incoordinación motora), comportamientos agresivos con lesión a otras personas o a sí mismo, riesgos por uso de jeringas, daño del tabique nasal, alteraciones cardiovasculares como arritmias, infartos, lesiones cerebrales o problemas respiratorios. Las drogas durante el embarazo conducen a malformaciones o a síndromes de abstinencia en el recién nacido.
El uso de drogas favorece la presentación de enfermedades mentales severas como la Esquizofrenia, Trastornos afectivos y de Ansiedad, entre otros. El asunto puede complicarse debido a que varias investigaciones demuestran que las personas que consumen sustancias presentan más temprano los episodios psicóticos (oír voces, tener visiones, sentir persecuciones, pensar que la gente haba de uno, sentirse con riquezas exageradas, angustia), son más violentos, tienen mayor riesgo suicida, suelen tener baja respuesta a medicamentos, mayor uso de los servicios de emergencia, mayores tasas de recaídas y de hospitalizaciones psiquiátricas.
Las personas que consumen marihuana pueden presentar pérdida de interés hacia las cosas, apatía y pasividad, pérdida del deseo de trabajar, bajo rendimiento laboral, menor productividad, pérdida de energía, fatiga fácil, indiferencia, irritabilidad, dificultades de concentración, desinterés por aspecto personal e higiene. Fácilmente consolidan síndromes depresivos y psicosis. Las anfetaminas y la cocaína pueden generar inquietud, excitabilidad, irritabilidad, disminución del apetito, insomnio, taquicardia, confusión, crisis de pánico y perdida de la realidad (alucinaciones y paranoia); en algunos casos convulsiones, coma y muerte. El consumo de alcohol, que puede ser tan popular en algunas culturas, no esta exento de graves riesgos de disparar enfermedades mentales y suicidio. De hecho el mal uso del licor u otros psicoactivos para “disminuir” la ansiedad de hablar en público u otras angustias, o “calmar” la depresión puede tener consecuencias aún peores en la salud mental.

En general podemos concluir que las adicciones son un problema de salud y que pueden complicar al cuerpo y la mente y que las personas con dichas enfermedades se benefician de programas de educación-prevención en el consumo de dichas sustancias y de la atención por profesionales de la salud.

Articulo cedido por la Dra. Johanna Diago, Psiquiatra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,e leido esto y se tendria que recomendar a todoS los adictos a estas sustancias y todos los jobenes para prebenir el consumo de dichas sustancias.

leonardo dijo...

estoy deacuerdo con lo k dice brian.