miércoles, 2 de mayo de 2012

  LA ADOLESCENCIA ES UN FACTOR DE RIESGO





La etapa comprendida entre los 12 y los 18 años es el momento del ciclo vital llamado ADOLESCENCIA. Es un período de paso entre la niñez y la etapa adulta. Se inicia con cambios hormonales que derivan en cambios físicos del propio cuerpo. El cerebro experimenta un incremento de actividad, una agitación desacostumbrada.

Se caracteriza por la impulsividad, la necesidad de un espacio íntimo, la primacía del grupo de amigos sobre cualquier otra relación, la necesidad de experimentar, la búsqueda del placer inmediato y el desafío a los adultos.

Estos cambios en la actividad cerebral pueden verse en una resonancia magnética. Según el profesor Alfredo Oliva, la corteza prefrontal es una de las áreas más activas y precisamente esta zona del cerebro es la responsable de una progresiva maduración intelectual que sólo acaba pasada la adolescencia.

Este es uno de los motivos por los que el circuito del placer está sobreexcitado y el hábito de la reflexión es el más ausente. Por definición, “un adolescente reacciona de forma inmediata, cueste lo que cueste”.

Es un período de excesos, de descubrir paraísos clandestinos y artificiales, corriendo riesgos como los del abuso del alcohol, marihuana y sexo precoz e inseguro.

 
Los sociólogos consideran que el botellón o compartir un porro son rituales de paso de una edad a otra y están ligados al proceso de integración en el grupo de amigos

Los padres pueden sentir verdadero vértigo ante estos síntomas precoces de descontrol y desconocimiento de sus hijos. Deben estar muy alertas y aprender a diferenciar una conducta de riesgo por el hecho de ser adolescente de un comportamiento problemático que comienza a instaurarse como algo habitual y ya no está relacionado con la adolescdencia. Ante las señales de alarma conviene consultar a los profesionales dedicados a la prevención de conductas adictivas.

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